La mirada más crítica de Dalí sobre el arte moderno. Durante la década de los cincuenta, Dalí anduvo preocupado por el modo, para él servil, en que los críticos se sometían ciegamente a la dictadura de las vanguardias artísticas y, en particular, a la corriente más moderna: la pintura abstracta. Sorprende comprobar hoy en cuántos aspectos daba Dalí en el blanco, con su peculiar visión paranoico-crítica del arte y exponiéndose a la mofa de los implacables críticos «ditirámbicos» entregados a lo moderno por lo moderno. Según Dalí, desde que los críticos se unieron «a la vieja pintura moderna», ésta no ha dejado de ponerles cuernos: con la fealdad, con la técnica y con el arte abstracto.