Unas viejas señoritas encerradas en su casa-prisión, expiando una culpa que puede ser, incluso, imaginaria. Un poeta que, desde la muerte, quiere encontrar el sentido del amor, del arte, de su identidad. Un hombre mayor prisionero de sus recuerdos, cuya única realidad es la de su memoria, real o alterada. Una mujer que espera, como la mítica Penélope, la vuleta de un marido Ulises moderno, enredado en una Odisea cotidiana. Un hombre joven que corre el riesgo de encasillarse en la evocación del tiempo perdido de su juventud y su ya lejana niñez. Estos son los personajes del teatro de Jorge Dávila en esta obra.