La presente obra posee el innegable mérito de contribuir a la creación de un ´´espacio autobiográfico´´ dariano, pues se convierte en la llave maestra que nos permite comprender cómo convivieron durante cuarenta y nueve años los dos Daríos: la persona y el personaje; el hombre que vivió siempre en lo cotidiano y el poeta que nunca renunció a la eternidad.