Conformada por siete estudios que abarcan la supervisión legislativa en América Latina desde diversos ángulos y geografías, esta obra explora la relación entre funcionarios públicos y legisladores para evaluar los mecanismos de los miembros de los Congresos para controlar y supervisar las políticas implementadas por los ejecutivos y las dependencias gubernamentales. Presenta un marco teórico con tres enfoques: la autonomía burocrática, el institucionalismo y el equilibrio del poder; con base en ellos presenta las experiencias de Chile, Uruguay, Argentina, México, Perú y Brasil.