Tocar las fibras de la discapacidad es más que leer libros de genética, biología, ciencias humanas o historia. Acercarse al mundo desde el ser, desde reconocer las miradas y realidades de los otros conlleva una responsabilidad que trasciende la academia. Es un acto de vida, de existir cuando somos con el otro. La vida, los sentires, las relaciones, las realidades de los sujetos con discapacidad no están al margen de las sociedades, aunque así lo hayamos vivido históricamente. Nos incomode o no, compartimos espacios vitales y es momento de reconocer, reivindicar y acompañar sus luchas, sus cargas y sus demandas. Este texto nos permitió abrir nuestro intelecto, entendimiento y humanidad plena al recoger en cada línea nuestras experiencias como maestras y psicóloga. Nos entregamos sin miedo a poner en palabras lo que hemos construido al caminar a su lado y de esta manera cuestionar nuestras prácticas.