Parte muy importante de las historia de Colombia ha girado alrededor del petróleo. En esta zona de conflicto la lucha de clases ha sido particularmente aguda: los intereses y la voracidad colonizadora del capital imperialista y sus aliados de la gran burguesía criolla; los intereses y la concepción del desarrollo económico de la burguesía nacional (expresados a veces, aunque tímidamente), la clase obrera y su partido político, la pequeña burguesía revolucionaria. Todas estas clases sociales se han movido en torno a la cuestión petrolera. Desde el principio de su explotación, nuestra industria petrolera ha sido un enclave imperialista. Este hecho ha impregnado todo su desarrollo, convirtiéndose en su característica esencial. Nuestro estudio entonces se da sobre un supuesto irrebatible: Colombia es un país sometido al neocolonialismo y el petróleo constituye uno de los baluartes de la dominación extranjera.