Expresiones como “no tengo tiempo” “a qué horas se me pasó la vida” y “ya no tengo nada por qué vivir”… El hecho de que cerca de 700.000 personas se suicidan cada año (según WHO) en el mundo. Enfermedades como la depresión, la ansiedad, la desesperanza y la falta de sentido, están cada vez más arraigadas en nuestra sociedad y no nos permiten vislumbrar la posibilidad de una vida luminosa y llena de posibilidades.