Los poemas de Daniel Winograd son tan sencillos como complejos. En cada uno, el poeta repite palabras, juega con ellas, les da la vuelta una, dos, tres, muchas veces y finalmente le revela al autor algo nuevo. No hay signos de puntuación ni mayúsculas, pues es e verso el encargado de dictarle al lector el ritmo.. La poesía de Winograd es profundamente contradictoria. Es abierta y también hermética. Cada poema parece una especie de matra revelador.