Hobson continúa la empresa que inició con El cerebro soñador y muestra, a partir de su teoría del cerebro-mente, de qué manera la conciencia pasa de la vigilia al sueño, y de éste a los sueños gracias al equilibrio dinámico de un complejo sistema neuroquímico. El autor subraya las sorprendentes similitudes entre la vida onírica y la psicopatología.