Jacinto Ik?alnabil prepara la ofrenda de muertos para honrar a su padre y se traslada al pueblo de Jobel a comprar carne; ahí es apresado e injustamente inculpado de homicidio y condenado al fusilamiento. Hacinado en una celda junto a su hijo Pedro y los tres compañeros que lo acompañaban, todos son torturados. En su mente, Jacinto va y viene en sus recuerdos de la lucha armada contra el gobierno que permite que los exploten en las fincas; el inicio del levantamiento que lo lleva a ser portavoz de su pueblo; la muerte de camaradas que pelearon valientemente en aras de la dignidad humana y la libertad. Todo esto en medio de una revolución que muestra su cara más abyecta, y que es, más bien, moneda de cambio del pillaje, la injusticia, y la artera batalla para ver quién será el próximo detentador del poder.