La lenta evolución de la política exterior en América Latina contrasta agudamente con la experiencia histórica de Estados Unidos. Desde su Independencia, aunque se preocupaba de sus límites, Estados Unidos se vio involucrado en un sistema de poder mundial donde lo local y lo global se entrelazaban. En América Latina hay muy pocas evidencias de que las naciones latinoamericanas recién independizadas tomaran una postura proactiva a medida que se encaminaban a encontrar su lugar en el sistema internacional. Hasta fines del siglo XIX, las referencias a una comunidad mayor eran propuestas vagas para acercar a los Estados americanos, algo que puede considerarse más un eco del sueño bolivariano que propuestas concretas de política exterior. La mayoría de las naciones de América Latina aprovecharon la oportunidad que se presentó al final de la Guerra Fría para actuar, con timidez o de manera parcial. No obstante, el legado histórico de conflictos seguía y sigue obstaculizando los esfuerzos entre los países latinoamericanos para crear un regionalismo efectivo, tanto como dificulta los que persiguen establecer una colaboración con Estados Unidos.