Comienza con la toma de Solentiname y alcanza su clímax en las páginas sobre el triunfo de los rebeldes y su esfuerzo por desplegar el pensamiento utópico en la práctica política. La historia de Cardenal es la de todo un país, en la que se entrelazan una imaginación poética decantadísima y un rigor crítico propio de su formación teológica.