Amanda Londoño fue una bruja poderosa que atendió a presidentes de la República, hijas de expresidentes, gobernadores, senadores, diputados, líderes políticos y, por paisanaje, vivió cerca de uno de los narcos más estridentes de la década de los ochenta en Colombia. En una narración vívida, recogida por el autor con una grabadora, la vida de la bruja va desmadejando, a través de una cadena de historias vitales, los tres temas que comprenden este gran reportaje: coca, política y demonio, hasta lograr entrelazarlos, tal como sucede en nuestro medio, porque, justamente, el libro es extraído de esa realidad que nos golpea. Según el autor, los testimonios sobre los cuales fue reconstruida la historia de Amanda, irremediablemente, van más allá de la imaginación de cualquier escritor por la dinámica desbordante que vive Colombia, y en ella aparecen los que fueron, los que agonizaron o lograron sobrevivir, en el teatro de los hechos que se narran y en la época en que transcurrieron y son, en algunos casos, acompañados por fotografías y un diario de campo. En el libro, luego de un final intenso, surge el reflejo de una sociedad en decadencia que, aprisionada dentro de los tres pilares de la historia, parece resumir parte de lo que caracteriza a la Colombia de finales del siglo XX.