Don a veces tan raro, pero tan precioso, una sutil ternura, un sutil candor de esa estancia en la niñez. Lo digo de corazón pues es un rasgo maravilloso de esa sacra virtud de la inocencia que tanta falta nos hace y que constituye la magia del infante aún no contaminado de malicia Arcana poética de la vida que va junto al asombro y a la pregunta. Deliciosa ironía cruel en torno de ser un niño malherido por la rigidez de la escuela. Registro de una memoria arduamente trabajada y elevada a voz poética del niño, como diría Freud, en estado de latencia y donde aparece toda la crueldad de la sociedad colombianarnGabriel Restrepo