La familia, la cultura y las tradiciones nos marcan, pero no nos definen. Quizás por eso es tan acertada la frase que, en el espíritu de Simone de Beauvoir, asegura que no se nace feminista, sino que se llega a serlo. El caso de Salomé Gómez-Upegui es el fiel retrato de esa máxima. De crianza católica y conservadora, convencida de vivir en un mundo que daba a las mujeres su lugar destinado, un día se dio cuenta de que aquello que le habían enseñado y en lo que basaba sus creencias no era una realidad justa para todas. Y fue así como ella emprendió su camino, en rebeldía, hasta que llegó a declararse feminista.Con un lenguaje claro, muchas lecturas, análisis y profunda empatía, la autora trata de explicar por qué decidió recorrer el camino de la lucha por la igualdad, teniendo siempre presente que su trayecto comenzó en el mismo lugar en el que quizás se encuentra usted en este momento.?La verdad es que llegué a ser feminista más por necesidad y por accidente que por convicción. La verdad es que me tuve que dar contra el mundo antes de abandonar mi carácter conservador e intransigente?.