La pequeña Sasha ahora vive muy lejos, distante de la selva donde nació. Ahora puede recorrer el mar mediterráneo, plazas y monumentos. Sasha siempre mira sus manos, y en ellas puede ver el saladero de tapires, las mariposas azules, las orquídeas, los helechos, y hasta las boas de su selva. Junto a su abuela, comprenderemos el valor de los recuerdos, y de cómo guardar a las personas que queremos en el corazón.