Este es el relato que Magdalena Huertas, viuda de Godoy, hace a su nieta Mariana para que conozca de primera mano y a cabalidad la vida de dos importantes políticos, padre e hijo: Laurentino y Leonardo Godoy. La historia recreada en El País de Constantina, es una metáfora del ascenso al poder de hombres enajenados, violentos y sin escrúpulos. El autor traza un fascinante paralelismo entre los monstruos de la antigüedad (Alejandro Magno, Nerón, Calígula, etc.) y los del siglo XX (Hitler, Mussolini, Franco y Stalin), los cuales cobran vida mediante las conversaciones del enloquecido Laurentino, quien invoca el espíritu de aquellos para que le revelen su formula del ´´Éxito´´ y seguir su ejemplo. La novela retrata a dos líderes que instigaron el odio y la guerra. La violencia es el elemento común en la mayoría de los caudillos que Laurentino admira. Hay otros temas que ese entretejen con aspectos biográficos de los grandes gobernantes de la historia, entre ellos, la religión, un instrumento en manos de los bárbaros. El machismo es otro de los temas que narra la obra: Magdalena, por ejemplo es víctima de las convenciones sociales represoras.