La imaginacio’n de Mati’as Godoy es como un bosque: indeterminado e irreductible. La escritura de cada uno de sus libros se convier- te en la posibilidad de recorrer un tramo de esa naturaleza, por eso la celebracio’n de una nueva edicio’n de El i’rbol de los a’lbores. En este poema- rio la imaginacio’n apacigua y promete. Lo que a la primera es belleza y sencillez, por el estilo, el juego de rimas y me’trica, por la familiaridad con el tema, da un salto a una imagen provoca- dora, profunda y mucho ma’s personal. El giro en la mirada, que no se posa sobre los objetos naturales, sino que hace que estos nos miren, que nos hablen, da a la lectura de esta obra una riqueza enorme. Porque aparecen esas voces de quienes –aparentemente– so’lo Mati’as puede escuchar, en confianza, y que dan a su poesi’a esa valiosa porcio’n de experiencia y compincheri’a. Cada pequen~o poema de este libro crece, se hace frondoso y va dejando –digo yo- esa albura de su primera aparicio’n para encontrarse con lectores enamorados de la escritura de su autor.