Como casi todos los niños, Samurái vino al mundo con una lógica perspicaz, una imaginación sin límite y una despiadada tendencia a cuestionarlo todo. Sus especulaciones sobre el mundo generaron un debate constante en el que me he visto en la obligación de dejar a un lado todo aquello que sabía para aprender todo de nuevo a su lado. Diario de un Samurái, un webcómic que empecé cuando nació mi hijo, es un ejercicio para ver el mundo desde su perspectiva, pero también de verme como madre desde un ángulo más distante en el que soy imparcial y libre de mis ansiedades personales. Las historias son escenas que tienen lugar en la vida diaria. Algunas han sido libremente reinterpretadas, y otras veces fielmente recreadas.