Afuera hay guerra, hambre y pobreza, pero aquí solo importa una cosa, revolucionar al mundo con los autos. Una mañana de 1798, en plena Revolución francesa, Philippe Lebón marcaría, sin saberlo, los cimientos para la construcción del primer motor de automóvil. Con el transcurrir del tiempo, se experimentaría una carrera en la producción de la briosa industria automovilística, tal y como lo narra Iliá Ehrenburg. quien, a lo largo de estas páginas, deja ver los aspectos más problemáticos detrás de la creación de estas máquinas. Para conseguir el caucho, por ejemplo, se debía sangrar el bosque y a los indígenas que laboraban hasta el agotamiento; por otra parte, miles de obreros perdían su libertad para formar parte del montaje en la cadena industrial. Crítica, sin lugar a duda, la presente obra nos narra la fantástica creación del automóvil, no sin denunciar la explotación y deshumanización de los trabajadores, así como el saqueo de los recursos naturales.