Desde mediados de la década de 2000, la inteligencia arti- ficial (IA) se ha expandido a gran velocidad a nivel mundial, como campo académico y como industria. Pero ¿es posible crear in- teligencia? ¿Cómo son los sistemas de la que se desarrollan a escala planetaria? ¿Qué tipos de políticas están contenidas en el modo en que esos sistemas cartografían e interpretan el mun- do? ¿Cuáles son las consecuencias de incluir la IA en los sistemas de toma de decisiones en los lugares de trabajo, la educación, la salud, las finanzas, la justicia y el gobierno? Atlas de inteligencia artificial demuestra que la IA no es una in- novación tecnológica neutral u objetiva ni una fuerza espectral o incorpórea, sino una verdadera industria de extracción global. De hecho, la creación de los sistemas de IA contemporáneos depen- den de la explotación de los recursos energéticos y minerales del planeta, de la mano de obra barata y de los datos a gran escala. De manera crítica, advierte cómo la IA altera la forma en que el mundo es visto y entendido, e impulsa un cambio hacia gobier- nos antidemocráticos, una mayor desigualdad y enormes daños medioambientales. De modo contundente, Kate Crawford sostiene: “La IA no es artificial ni inteligente. Más bien existe de forma corpórea, como algo material, hecho de recursos naturales, combustible, mano de obra, infraestructuras, logística, historias y clasificaciones. Los sis- temas de ia no son autónomos, racionales ni capaces de discernir algo sin un entrenamiento extenso e intensivo. Se trata de siste- mas diseñados para servir a los intereses dominantes ya existentes: son, finalmente, un certificado de poder.