En el campamento romano de Pastelalrum, el centurión Disparatus recibe al relevo, el centurión Nihablarum y sus guardias. Todos los legionarios de Disparatus están muy sucios y ebrios. Disparatus le sugiere a Nihablarum que simplemente se siente a esperar al relevo, pero Nihablarum tiene otros planes para sus legionarios, y ordena que arrasen la aldea gala de una vez. Astérix observa esto desde un árbol y comienza a gritarle a todo el mundo, excepto a Obélix. Todos en el pueblecito hacen lo mismo, hasta que Astérix se burla de los romanos y estos quieren arrasar la aldea. Obélix, al enterarse de los romanos, pide que se los dejen, a lo que Astérix contesta que son para él solito, pues es su cumpleaños y esos romanos son su regalo, Abraracurcix le dice que vaya, que le espera su regalo, Ideafix ataca a Nihablarum, mordiéndole el trasero, y Obélix agarra a un romano por la pierna y lo utiliza como arma, venciendo a todos los romanos con un solo golpe. Nihablarum decide que deben ir al campamento a esperar al relevo. Obélix y Astérix van a disfrutar un banquete de jabalíes.