Nostalgia ancestral del lenguaje de los instintos. La poesía de Gabriel Arturo Castro rescata las fuerzas naturales como mediaciones salvadoras y unitarias, en un mundo regido por el autoritarismo de la fragmentación. Las palabras hablan desde mitologías dormidas, a partir de metáforas paleolíticas. No cabe duda de que el escritor halló en sus estudios de antropología y en la energía inspiradora de la generación precedente, la surgida en los años 70, el auxilio animador para ahondar en la tradición lírica colombiana, entre cuyas voces es deudor eficaz del espléndido Aurelio Arturo. Estamos, gracias a la utilización de la imagen insólita, ante una pasión que actualiza cierta visión gótica para cruzarla con la alquimia americana de la magia. Y la seducción de lo maravilloso, de lo imprevisible, como una manera de ser de lo sobrenatural. De ahí su lenguaje que exige cierta tensión voraz para edificar una simbología contradictoria. Un lenguaje que ansía devorar al lector.