Las plazas de mercado en Bogotá constituyen un universo de intercambio y encuentro entre el campo y la ciudad. Vista desde la perspectiva del patrimonio cultural, esta transacción cultural y regional da cuenta, entre muchas otras características, del derecho a la seguridad alimentaria, del reconocimiento de prácticas asociadas a la comercialización de productos cultivados o trabajados artesanalmente, así como de la circulación del conocimiento y la sabiduría popular propia del oficio de los vivanderos que trabajan en estos espacios. En Bogotá, las plazas de mercado cuentan con una trayectoria histórica muy amplia, que inició con los mercados ubicados en la época de la Colonia en la plaza Mayor (hoy plaza de Bolívar), en la plaza de las Yerbas (hoy plaza Santander) y en San Victorino. Desde ese momento hasta hoy, se han ido transformado. Mediadas a lo largo de casi cinco siglos por perspectivas diversas referidas al ordenamiento territorial, políticas de corte higienista, restricciones económicas, formas de administración, designación de presupuestos, infraestructura y retos de sostenibilidad, ante la proliferación de otros espacios de abastecimiento como los almacenes de cadena y grandes superficies, las plazas se mantienen vivas, así como su legado y presencia de carácter patrimonial en la ciudad.