Ninguna esmeralda en el mundo puede compararse en color, brillo y viveza a la que se encuentra en las minas de colombia y pocas regiones, como aquellas que se identifican en los mapas con los nombres indígenas de Muzo, Gachalá, Chivor, Coscuez y Somondoco, reservan a la imaginación tanta leyenda de belleza, aventura, peligro y sacrificio.