En este ensayo el autor propone que el pintor francés no solo fue el precursor del impresionismo, sino que posibilitó toda la pintura del siglo XX, la pintura en cuyo marco se desarrolla aún hoy el arte contemporáneo. Manet fue, en efecto, quien por primera vez en el arte occidental, al menos desde el Quattrocento, se permitió utilizar y, en cierta forma hacer jugar dentro de sus cuadros, las propiedades materiales del espacio sobre el cual pintaba.