Con la prosa directa y concisa que sus lectores ya conocen y disfrutan, Marco Robayo nos ofrece este relato íntimo, que nos enseña que el vivir, el morir y el nacer son los eslabones férreamente enlazados de la indestructible espiral de la vida. Es ella, como código universal del cual nada ni nadie escapa, la danza mágica que todo lo gobierna, forja el destino y marca nuestra existencia, en un proceso de incesante evolución y crecimiento. Y en cuyo centro está el amor, como razón y sentido último de nuestro transcurrir por este mundo.